Son Vives marca un punto de inflexión en la vida, centrada en celebrar las conexiones de manera integral: entre lo antiguo y lo nuevo, y entre el pasado, el presente y el futuro. Los espacios que hemos creado son composiciones cuidadosamente detalladas, pero el punto de atención de la villa es la cascada que acompaña a la piscina rodeada de la tradicional naturaleza mallorquina.

Una finca para disfrutar de la vista a gran escala, pero también a apreciar algunos de los momentos más pequeños dentro de la misma. Ofrece una amplia gama de tonos y matices para reflejar el paisaje y la arquitectura circundantes. Se emplearon elementos típicos de Mallorca y se dotó la fachada de piedra natural.